John Dunne: Esta parte del espacio mandálico es verde. Es interesante resaltar que en muchas culturas, el verde se asocia con los celos y la envidia. El verde también es el color de Amoghasiddhi, el Buda principal de este espacio, el principal “ser despierto” de esta familia. Y también es el color de la sabiduría, que es la transformación de la envidia en la sabiduría de la realización plena. En esta sección tenemos la oportunidad de probar la práctica de la meditación asociada a la respiración, que es importante en muchas tradiciones budistas, incluido el Vajrayana. Vamos a utilizar la respiración como una metáfora de la sabiduría que se puede alcanzar a través de la superación de los celos y dándonos cuenta de las cosas que nos unen, a pesar de nuestras diferencias, para superar nuestro sentido de competitividad y, en su lugar, trabajar conjuntamente. Los seres humanos tenemos distintos rasgos físicos, opiniones y perspectivas muy diferentes, y a veces, presentamos mucha competitividad y muchos celos. Pero al final, hay algo que todos tenemos que hacer, y eso es respirar.
Ponlop Rimpoche: La quinta familia búdica es la familia del karma, que se halla en el norte. Aquí, el elemento emocional de nuestra mente son los celos o la envidia. El sentimiento de envidia está muy arraigado en el concepto de comparación, pues la competitividad es la base de nuestros celos. A veces, incluso se experimenta una sensación de competitividad entre los distintos miembros de un mismo hogar, pues a pesar de tratarse de aquellas personas a quienes tanto queremos, aun así, existe una sensación de competitividad. De este modo, experimentamos una cierta aflicción mental porque nos sentimos en un segundo plano o menos capaces de alcanzar los mismos logros que los demás. Tenemos la sensación de no poder obtener los mismos frutos o resultados que los demás.
Al mismo tiempo, algo muy importante y que estamos ignorando es el significado básico de la cualidad única de cada individuo. Por mucho que sintamos que nos parecemos, por mucho que sintamos que somos similares y que estamos en las mismas situaciones, seguimos siendo únicos. Cada uno de nosotros tiene una cualidad única que aporta a nuestro mundo global. En consecuencia, los celos se basan en este engaño y en esta falta de reconocimiento del poder único y de la cualidad única de cada ser individual.
Cuando podemos conectarnos con esta idea de la calidad única e individual de todos y cada uno de los seres individuales, que logran diferentes cosas desde diferentes perspectivas y contribuyen a nuestro bien común, al beneficio conjunto, entonces se experimenta una sensación de gran logro.